miércoles, 27 de agosto de 2008

De regalos, redes, tecnologías y otras yerbas o simplemente no te quedes en el pasado, nene…


Entre tantas cosas que me llamaron la atención cuando llegamos a Moscú en marzo de 1974, hubo una cuyo significado hasta el día de hoy no termina de maravillarme y que marcó la vida de nuestros ancestros y las actuales generaciones. Al parecer, aún no logramos dimensionar los cambios sociales que trae consigo. Me refiero a algo tan simple como el ábaco.

En todos los negocios, tiendas, mercados, y restaurantes al llegar el momento de pagar, manos ágiles se desplazaban de derecha a izquierda y, ante mis ojos, magia pura desentrañaba los secretos del cálculo.

Fue ahí donde conocí el ábaco, el instrumento más antiguo para contar, cuyo origen se atribuye a babilonios y chinos (1.300 a.c). Este artilugio mecánico, utilizado por todos con tanta familiaridad en pleno siglo XX, revolucionó en su momento la técnica de contar y permitió al hombre realizar operaciones matemáticas con varias cifras. Si el ábaco tuviese un programa, seguramente lo llamaríamos computador. Mundialmente menos conocido, es el Nepohualtzitzin, una invención de los mexicas confeccionada con madera, hilos y granos de maíz: la “computadora azteca”

Debo admitir que nunca aprendí a usar el ábaco. Por lo visto, en castigo, tuve que lidiar en la Universidad con el FORTRAN IV, programa del cual solamente recuerdo que se clasificaba en sentencias de dos grupos: ejecutables y no ejecutables. Y, claro, que sin el comando “ifort” todos los esfuerzos “intelectuales” se iban al tacho de la basura. No había interfase.

Todos estos recuerdos vienen a mi mente en estos días, cuando mi padre hubiera cumplido 77 años. En su cumpleaños recibía la visitas de sus amigos. Las celebraciones y las muestras de cariño eran acompañadas, como dios manda, del tradicional “regalo familiar”. Un gran tema que pudiera ser de fácil resolución con un poco de imaginación en un mundo donde la oferta es tan amplia y para todos los gustos… jugando con la imaginación, vamos viendo: un buen libro, siempre esta bien visto como regalo (por ejemplo “Portales. Una falsificación histórica”, de Sergio Villalobos) si es que no lo hubiera leído, cosa difícil. Otra opción, una buena selección de tangos, su música favorita. No sería mala idea: la última versión masterizada de Gardel para acompañar su colección de vinilos, cassettes y CD.

Hombre de gustos sencillos, pero visionario y muy moderno, la elección finalmente habría recaído en algún complemento para su PC. Aunque no lo crean, su cercanía con el PC era muy grande. Con los dos: con el personal computer y con el Partido Comunista.

Cuando autorizaron a mi padre a regresar a Chile, una de las primeras cosas que hizo el año 89 fue comprarse un computador. No recuerdo la marca ni el modelo, pero sí que era uno con dos diqueteras 5 ¼ y una impresora de papel continuo. Con paciencia y dedicación se dejó seducir por la nueva tecnología, aprendió por su cuenta a trabajar con el sistema operativo y con el programa WordStar. A medida que la tecnología avanzaba y sus recursos se lo permitían, iba mejorando su equipo. Fue un gran momento cuando le puso disco duro, y ¡qué decir cuando quedaron en el pasado los comandos de WordStar e irrumpió el maravilloso Word Perfect!

Con mi hermano Bernardo, se ha transformado en un lugar común decir: cómo disfrutaría el viejo con Internet. Cerramos nuestros ojos y vemos los de él brillar por su encantamiento y fascinación de las tecnologías y las comunicaciones. No tengo la menor duda que se pasaría todo el día navegando, actualizando a diario su blog, chateando con medio mundo (literalmente) y, por supuesto, que tendría Facebook.

La irrupción de la revolución tecnológica en la sociedad, y de forma muy particular de las tecnologías de la información y la comunicación no lo hubieran sorprendido y seguramente estaría discutiendo en el Partido Socialista la necesidad de utilizar estos instrumentos para asegurar la participación ciudadana en las políticas públicas.

Lo imagino de tantas formas enriqueciendo nuestras vidas… y de repente aterrizo bruscamente a nuestra realidad y veo en la televisión al actual Secretario General de Gobierno, que no usa agenda ni computador y que se define como analfabeto tecnológico.

En las antípodas, el presidente de Rusia amenaza con despedir a los funcionarios que no sepan usar el computador….

domingo, 17 de agosto de 2008

De lejanías, cercanías, imperios y otras yerbas o simplemente como la naturaleza siempre es más fuerte.


Hace un par de años fuimos con mi hijo Cristóbal a España, en vista y considerando que estábamos “tan cerca” Bernardo nos mandó los pasajes y partimos a Moscú. Muchas primaveras e inviernos habían pasado. La última vez que había pisado esas tierras era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, la URSS.

Estaba en Rusia, un país nuevo, extraño, desconocido donde lo único familiar era su idioma.

Necesitaba de una u otra manera reencontrarme con el pasado y le dije a mi hermano que quería ir a la ВДНХ (VDNJ), la exposición permanente de los avances científicos y técnicos de las repúblicas socialistas soviéticas. En la entrada se conservaba todavía la gran estatua que simboliza la unión obrero-campesina, un hombre y una mujer con sus manos levantadas unidas por una hoz y un martillo. Ostentosas construcciones representando a cada una de las repúblicas que albergaban sus avances en los distintos ámbitos de la ciencia y la cultura. Estos pabellones hoy están convertidos en mercados donde se concentran tiendas que venden todo lo que la imaginación no logra imaginar.

Construida en la época de Stalin, la exposición cuenta con una hermosa fuente donde las doradas estatuas lucen los trajes típicos de los pueblos de la URSS, uno de los vestigios del Imperio Soviético.

Añoranzas en el marco de una gran crisis, que ha puesto a Rusia y a Occidente al borde de una nueva guerra fría.

El viernes 8 de agosto, cuando miles de millones de personas disfrutaban de la inauguración de las Olimpiadas en Pekín, estallaba la guerra en la región separatista georgiana de Osetia del Sur. No es mi propósito entrar a analizar el conflicto entre georgianos y osetas y los intereses de Rusia en la zona, ni las consecuencias de eso acontecimientos que se producen cuando en nuestro país las conversaciones giran en torno a las Olimpiadas, los últimos escándalos en la farándula criolla y las platas para el Transantiago.

¿Será que hemos perdido la capacidad de asombro o que, pese a todos los adelantes de la tecnología y la globalización, Chile está muy lejos de todo? ¿Seremos los último en enterarnos del fin del mundo cuando llegue a producirse? Me pregunto.

Converso con mi hermano Bernardo intercambiamos opiniones sobre la distancia, lo lejano que se encuentra Chile de todo esto, de lo que fue la bipolaridad ideológica hasta llegar a la supremacía norteamericana en un mundo donde ahora Rusia quiere posicionarse, tener mayor gravitación. Pero mi pregunta es: ¿posicionarse como qué? Rusia profesa como credo el capitalismo y comparte con Estados Unidos vocación imperial.

Finalmente, no puedo terminar estas líneas sin recordar a nuestro querido Juan Bustos, la conmoción pública por su partida a lo mejor nos disculpa por no tomar conciencia de lo que ocurre tan lejos pero que sin embargo nos afecta de manera tan directa.

jueves, 7 de agosto de 2008

De leones, nacimientos en medio mundo, tradiciones familiares y otras yerbas.

A lo mejor pasa en todas las familias, sin embargo en la nuestra es muy notorio que la gran mayoría de los nacimientos se han producido en el mes de agosto. En latitudes diferentes pero en agosto, al fin y al cabo.

Hasta donde yo sé, la “tradición” la inauguró mi padre al llegar a este mundo un 23 de agosto en San Bernardo, ciudad que alguna vez limitó al norte con Santiago. Además, se sacó el premiado dando origen a una leonina costumbre familiar. Fue el primer león, es decir, mi padre es Jaime León; mi hermano, Bernardo Léon, y mi hijo, Cristóbal León. En el caso de Jaime y Cristóbal coinciden que son de agosto por lo cual podría pensarse que es una tradición astrológica. Mi hija Marisol nació en Buenos Aires en agosto y es una leona.

Los problemas o dificultades para encontrar el origen de la tradición surgen con mi hermano Bernardo, que siendo León no es de agosto. Ernesto mi sobrino nació en Moscú, adivinen cuando, efectivamente en agosto, pero no es León: por ser ruso se hizo acreedor de patronímico. El es Bernárdovich.

La verdad, como siempre, es más sencilla, no hay ningún misterio y el zodíaco está lejos de ser la causa. La razón, no podía ser otra que la historia y la política. Parece cuento, pero es la pura y santa...

En Osorno, mi ciudad natal, el 18 de abril de 1837 nació Eleuterio Ramírez. Siendo teniente ayudante mayor, defendió la constitucionalidad en las revueltas de 1859. Cuando en 1872 ascendió al grado de teniente coronel fue designado comandante del Segundo de Línea. Tras el estallido de la Guerra del Pacífico y la captura de Calama, el comandante Eleuterio Ramírez fue nombrado Gobernador de la ciudad. No contaré la historia completa, pero al mando del Coronel Luis Arteaga, comenzó una operación militar que terminaría en la Batalla de Tarapacá.

Herido en una mano y, luego, en el pecho, Eleuterio Ramírez combatió hasta la muerte con tal bravura que pasó a la historia como “El León de Tarapacá”.

Para su muerte, Arturo Alessandri Palma, que vivía en las cercanías de Linares, cumplía once años y no imaginaba que llegaría a ser Senador por Tarapacá en 1915. Según algunos historiadores, fue el catalizador del despertar de la clase media y los habitantes del norte lo bautizaron como "El León de Tarapacá”

De extraordinaria personalidad, Arturo Alessandri Palma, fue Presidente de la República entre los años 1920 y 1925 y luego entre 1932 y 1938.

Siendo niños solíamos preguntar por qué lo del León. La respuesta, si mal no recuerdo, era de que se debía a la gran admiración que sentía mi abuelo por Arturo Alessandri Palma. Es muy probable que así fuese.

Sin embargo, a estas alturas me atrevería a decir que finalmente la presencia del los leónes en nuestra familia es por Eleuterio Ramírez. La admiración de un infante a otro, el respeto de un militar constitucionalista de 1930 a uno de 1859.

Otro dato a considerar es que nuestra niñez la pasamos en una casa situada en la calle Eleuterio Ramírez, en Osorno, hasta que los representantes del gobierno de Jorge Alessandri le hicieron la vida insostenible a mi padre luego de su frustrada candidatura a diputado por la provincia. Tuvo que emigrar a Santiago, y con él, todos notrosos.

Bernardo, no sólo es León sino que además es un infante permanente. No sé si serán reminiscencias de su época de cadete de la Escuela Militar, pero llueva, truene, nieve él todo los días camina de su casa a la oficina y viceversa. En total, ocho kilómetros, y cuando digo “llueva, triuene o nieve” no estoy recurriendo a una figura: Bernardo vive en Moscú.

Así, creo que la historia de Eleuterio Ramírez resuelve la incógnita del segundo nombre de los varones de nuestra familia.

Ahora falta la de los nacimientos en agosto, pero creo que develar ese misterio sería una indiscreción muy grande de mi parte, así que lo dejo por ahora a la imaginación de los lectores.
Mis parabienes a todos los nacidos en agosto, en particular a mi querida amiga Maruja Orellana, la Martita Canto, Osvaldo Acosta y por supuesto a Jaime Solari.

Felicitaciones a todas las amazonas que en distintas latitudes fuimos madres de leones.