No estaba muerta ni andaba de parranda. Solamente una aridez intelectual me ha mantenido desértica. El día que decidí ir a un taller literario con Jaime Collyer abandoné mi blog. Ha corrido mucha agua debajo del puente entre la coprolalia de Escalona, la proclamación de Arrate por el Juntos Podemos, la lucha de Navarro por aparecer en las encuestas y qué decir del Partido de los Jiles y la perfomance de su candidata “Imagen estética” para ganar pantalla.
Las tentaciones han sido muchas y no me he resistido a la seducción on-line luego de escuchar La Marcha de la Bronca de los años 70 …”bronca cuando a plena luz del día sacan a pasear su hipocresía… no puedo ver tanta mentira organizada… es mejor tener el pelo libre que la libertad con fijador”. Gracias, Cantilo y Durietz , por sacarme de este letargo y monotonía.
Las declaraciones de Lagos sobre su aburrimiento con la política en Chile me llegaron profundamente, así como las palabras de Flores de que no hay preguntas a la altura de su nivel y las de Escalona acerca de que no existe el cuoteo político –entre otras más-, me confirmaron una vez más la suerte de haber nacido en un país maravilloso que, no obstante pequeño, exhibe políticos tan inteligentes.
Tanta inteligencia a mi alrededor creo que me ha afectado y, a veces, leyendo la prensa o conversando con mis amigos, tengo la impresión de que vivimos en mundos paralelos donde las palabras pueden significar todo como nada. Es una suerte de esquizofrenia, donde lo que ayer fue bueno hoy puede ser malo. Coherencia, disciplina, continuidad, transparencia ¿qué es eso?
La sede partidaria se ha convertido en una medina donde todo se negocia. Sin embargo, olvidaron que el agotamiento no es un bien para transar y que puede crecer en progresión geométrica. Que hasta los más disciplinados también nos podemos cansar.
Así que en este espacio virtual quiero declararme en rebeldía. Me aburrí de la política oficial socialista. Sí, me agotó la ingeniería política de algunos que se han apropiado de nuestro patrimonio histórico, cultural y de cada uno de los espacios de discusión que el Partido Socialista en algún momento tuvo. Me superó la disciplina. Es decir, eso de ir agachando la cabeza o poniendo la cara por decisiones que toman algunos a nombre de todos.
Votaré por un socialista en diciembre. Jorge Arrate pudo haber sido mi candidato, pero en el pasado tuvo oportunidades no despreciables para bajarse por la izquierda y no lo hizo. De modo que votaré por Marco Enriquez-Ominami, porque efectivamente Chile cambió.
Las tentaciones han sido muchas y no me he resistido a la seducción on-line luego de escuchar La Marcha de la Bronca de los años 70 …”bronca cuando a plena luz del día sacan a pasear su hipocresía… no puedo ver tanta mentira organizada… es mejor tener el pelo libre que la libertad con fijador”. Gracias, Cantilo y Durietz , por sacarme de este letargo y monotonía.
Las declaraciones de Lagos sobre su aburrimiento con la política en Chile me llegaron profundamente, así como las palabras de Flores de que no hay preguntas a la altura de su nivel y las de Escalona acerca de que no existe el cuoteo político –entre otras más-, me confirmaron una vez más la suerte de haber nacido en un país maravilloso que, no obstante pequeño, exhibe políticos tan inteligentes.
Tanta inteligencia a mi alrededor creo que me ha afectado y, a veces, leyendo la prensa o conversando con mis amigos, tengo la impresión de que vivimos en mundos paralelos donde las palabras pueden significar todo como nada. Es una suerte de esquizofrenia, donde lo que ayer fue bueno hoy puede ser malo. Coherencia, disciplina, continuidad, transparencia ¿qué es eso?
La sede partidaria se ha convertido en una medina donde todo se negocia. Sin embargo, olvidaron que el agotamiento no es un bien para transar y que puede crecer en progresión geométrica. Que hasta los más disciplinados también nos podemos cansar.
Así que en este espacio virtual quiero declararme en rebeldía. Me aburrí de la política oficial socialista. Sí, me agotó la ingeniería política de algunos que se han apropiado de nuestro patrimonio histórico, cultural y de cada uno de los espacios de discusión que el Partido Socialista en algún momento tuvo. Me superó la disciplina. Es decir, eso de ir agachando la cabeza o poniendo la cara por decisiones que toman algunos a nombre de todos.
Votaré por un socialista en diciembre. Jorge Arrate pudo haber sido mi candidato, pero en el pasado tuvo oportunidades no despreciables para bajarse por la izquierda y no lo hizo. De modo que votaré por Marco Enriquez-Ominami, porque efectivamente Chile cambió.