La candidatura de Marco Enríquez Ominami ha sido un aporte trascendental para iniciar un cambio político que ya se había verificado en la sociedad, en su cultura y aspiraciones, pero que no encuentra aún su correlato en el sistema político, sus partidos y el modelo económico. La campaña de ME-O puso temas de alto interés en el debate público que ningún otro dirigente o partido había considerado con tanta persistencia y prioridad .El 20% del electorado que respondió a dicha convocatoria, es una demostración del alto respaldo sus propuestas..
Enfrentados a la elección de segunda vuelta, los socialistas no tenemos dudas ni vacilaciones: la derecha no contará ni con nuestros votos, ni con nuestra complicidad, ni con nuestro silencio. Honraremos la tradición histórica del socialismo como partido de izquierda y defensor de los intereses de los trabajadores manuales e intelectuales, nuestras trayectorias personales y la experiencia vivida en el país en los últimos 50 años. Los socialistas y demás partidos de izquierda, más allá de legítimas diferencias, pusimos todo nuestro esfuerzo en la lucha contra la dictadura cívico militar y en la defensa de los derechos humanos y el respeto a los trabajadores.
Que nadie se equivoque:
Si triunfa la derecha se privatizará el 20% de CODELCO; no habrá Reforma Tributaria ni Reforma Laboral; se consolidará el lucro en la educación; las Inspecciones del Trabajo no estarán al servicio de los trabajadores aumentando especialmente los abusos a temporeras y temporeros; no avanzaremos en los controles ambientales a las multinacionales; se mantendrán las indignantes desigualdades entre la Educación Pública y la Educación Privada; no habrá AFP estatal y las actuales seguirán esquilmando a sus afiliados; no habrá Reforma Constitucional y menos Nueva Constitución Política.
Esto es lo que representa Piñera. Piñera no es el cambio.
Por otra parte lamentamos que la Concertación, aún, no haya sido capaz de escuchar la voz del pueblo en toda su magnitud. El 20% obtenido por Marco, a nuestro juicio, es la expresión de la crítica al sistema político, sus partidos y dirigentes; es el hastío con los operadores políticos y la corrupción en el Estado; es el mensaje de protesta ante la profunda desigualdad social en que vivimos. La derrota de la Concertación en la primera vuelta es precisamente la expresión del rechazo a esa clase política, particularmente a sus cúpulas entronizadas en la administración del estado.
Por esta razón adquiere gran importancia que los dirigentes máximos de los partidos abandonen sus cargos en señal de autocrítica y de respeto al clamor ciudadano. Especialmente aquellos que se opusieron de manera hostil a primarias abiertas y democráticas para elegir el candidato presidencial. Esta sería una señal mayor para la credibilidad de la propuesta que se está construyendo.
Tenemos la convicción que el triunfo del las fuerzas progresistas el 17 de enero sólo será posible si la Concertación construye con las otras fuerzas un gran bloque progresista que redefina el cuadro político en base a un pacto electoral sustentado en 7 puntos programáticos convergentes y le de garantías al país de cumplir con los compromisos..
Los 7 puntos para convencer al electorado son, a nuestro juicio:
1. Priorizar la educación pública de calidad, terminando con la municipalización de la educación, generando recursos estables a los colegios y elevando al doble la subvención de los mismos.
2. Fortalecer la salud pública, rompiendo con la externalización de los servicios que enriquecen a las Isapres y no mejoran los servicios que reciben los menos privilegiados.
3. Fortalecer la inversión pública en la minería, introduciendo un royalty a la extracción de recursos naturales no renovables.
4. Ampliar las libertades individuales y el fortalecimiento de los derechos sociales y laborales, acentuando el carácter laico del Estado. Esto incluye la elección directa de Intendentes y Consejeros Regionales, primarias partidistas a todo cargo de elección popular y cambios en los mecanismos de contratación de personal en las funciones públicas para asegurar una efectiva competencia, entre otras.
5. Concretar la reforma tributaria en los términos propuestos por el programa económico de la campaña de Marco.
6. Modificar la Ley Electoral para hacer que la inscripción en el Registro Electoral sea automática y el voto sea voluntario.
7. Desmilitarización de la Araucanía y pronunciamiento claro sobre la moratoria a la energía nuclear y las hidroeléctricas en la Patagonia.
Si se cumplen estos siete puntos estamos en disposición a integrarnos activamente a la campaña.
Bajo estos fundamentos, los “Socialistas por Marco” en nuestra reciente reunión nacional hemos decidido respaldar la candidatura Presidencial de Eduardo Frei Ruiz-Tagle en la elección del 17 de enero y llamar a aquellos que están considerando votar nulo, a entender que con ellos favorecen el triunfo de la derecha y con ello bloquean las posibilidades de avanzar en las reformas por,las cuales trabajamos en la campaña de Marco Enríquez Ominami.
Coordinadora “Socialistas por Marco”
Diciembre, 2009.
martes, 22 de diciembre de 2009
Hay que escuchar la voz del pueblo.
miércoles, 16 de diciembre de 2009
Con Urgencia Valor y decisión
Los resultados de la primera vuelta de las elecciones presidenciales han puesto fin a la polémica sobre el futuro de la Concertación. La coalición que gestionó, con grandes éxitos y pero también con errores, la transición a la democracia, se encuentra al borde de la desaparición, víctima de su incapacidad de renovarse y del afán de sus líderes de perpetuarse en las instancias de poder.
Las elecciones del 13 de diciembre marcaron el advenimiento de un nuevo escenario, que exije acciones responsables, audaces e inmediatas para el logro de un amplio consenso de las fuerzas progresistas, a fin impedir que Chile caiga en manos del conservadurismo revanchista, personalizado en Sebastián Piñera.
De ahí, la urgencia extrema de crear un nuevo y amplio referente progresista, que incluya lo que resta de la Concertación, el Partido Comunista y los sectores que respaldan a Marco Enríquez-Ominami,
Pero, para ello, los dirigentes políticos que propiciaron con su inmovilismo la actual situación deben asumir sus responsabilidades y abandonar sus cargos ya, ahora, sin dilación. Se equivocan profundamente aquellos que esgrimen como argumento el “mal menor” como el instrumento para la captación del voto progresista del 27 por ciento de los chilenos que respaldaron a Marco Enríquez-Ominami y a Jorge Arrate para la candidatura de Eduardo Frei.
La suma de voluntades y esfuerzos para que el país avance por la vía del progresismo inclusivo, demanda cambios ahora, pues ya los gestos no bastan. Hay que demostrarle a la ciudadanía con hechos, y no palabras, que su voz ha sido oída y asumir nuevas formas de hacer política, con transparencia y amplitud, relegando al pasado el hermetismo de las elites, más preocupadas de su propia conservación que del proyecto que dicen representar.
El desafío que afrontan hoy los progresistas responsables es conseguir cuanto antes un nuevo consenso, que permita reformular el programa de campaña electoral sobre nuevas bases, con nuevas ideas, nuevas fuerzas y nuevas personas. Tiempo hay, pero muy poco. Lo que falta es valor y decisión.